sábado, 14 de febrero de 2009

La Leyenda Viviente......

Don Antonio Molinari, con sus juveniles noventa y cuatro años es, hoy, el único socio fundador que queda de aquel puñado de jóvenes visionarios que gestó el nacimiento de una de las entidades más pujantes de esta zona de la provincia de Buenos Aires.

Fue integrante de aquel grupo de muchachos que, sin saberlo por entonces y con el paso de estas ultimas siete décadas, se convirtieron en esos ilustres pioneros que decidieron, ante la necesidad de darle continuidad a su pasión por el fútbol, fundar el 22 de septiembre de 1937 al Club Recreativo Los Indios de Moreno, la, por entonces, tercera institución deportiva (veinte años después nacería el Paso del Rey Social Club), de este distrito Hoy, don Antonio Molinari , con sus florecientes noventa y cuatro años de edad, es el único de aquellos verdaderos próceres “negriblancos”. En su domicilio, junto a su compañera de toda la vida, doña Odila Campos de Molinari, su hija Stella Maris y un ronda de mate que se hace cada vez más frecuente, don Antonio comienza esta enriquecida charla, especialmente para las generaciones de la actual masa social del club, señalando que “nosotros éramos parte del Club Sportivo Villa Herrero, donde el fútbol era la actividad por excelencia. Las deudas económicas hicieron que esa institución fuera desapareciendo. Nosotros – acota – no nos resignábamos a perder un espacio en donde poder continuar jugando al fútbol y, al mismo tiempo, atraer a esa gente que no quería concurrir a otras instituciones. De esta manera surgió la posibilidad de darle vida a una nueva entidad “, remarca quién supo ocupar, entre otros tantos cargos, la presidencia de Los Indios durante dos periodos (entre 1946 y 1949).
Si bien la idea ya se estaba gestando, fue tomando forma el 22 de septiembre de 1937, cuando esos jóvenes aventureros se reunieron en el domicilio de la familia Arcardini, ubicada en la calle Zeballos al 100. Así, además de los anfitriones Juan y Ángel, y del propio Molinari, asistieron a la reunión Alfredo Britos, Nemesio Rodríguez, Carlos Trillaud (quién tendría un rol significativo en la elección del nombre de la nueva entidad), Rolando Villarreal, Atilio y José Mozzicaffreddo, Rodolfo Suárez, Faustino Ferreiro, Mario Tapónelo, Antonio Zubillaga, Rodolfo Espel y Juan Barret.
Aquella mesa directiva fundadora, estuvo presidida por Nemesio Rodríguez, secundado, en su papel de secretario, por Ángel Arcardini. La amistad de aquellos jóvenes y su afán por alcanzar ese gran objetivo, hizo que la reunión se desarrollara normalmente. Eso si, el debate por saber con que nombre, finalmente, se iba a bautizar al nuevo club se prolongó más de cuenta.
Molinari, recuerda aquella jornada histórica al sostener que “todos éramos muy purretes para la época y, como consecuencia de ello, queríamos hacer conocer nuestro punto de vista. No digo de imponer una postura, pero si defender e intentar fundamentar nuestras propuestas”. Fueron variados los nombres que se fueron tirando sobre la mesa (“ El Pampero”; “ Racing Club”, “ La Alianza”, “ Juventud del Oeste” ), hasta que, en un momento, Trillaud largó el nombre de “ Los Indios”, como le decían al equipo de fútbol por su vestimenta y el modo – más que bullanguero- con que ingresaban a la cancha.
“Cuando escuchamos el nombre – recuerda don Antonio – nos levantamos todos de nuestros asientos. Pero lo hicimos sintiendo que, más allá de la sorpresa que causó, eso que nos identificaba en un campo de juego también nos enorgullecía por dentro. Nos reímos por un momento, pensando en esos duelos futboleros y lo aceptamos inmediatamente “. De este modo, y ya pasadas las 22.30 horas de esa día inolvidable, nacía el Club Recreativo Los Indios de Moreno.
En su dilatada y fructífera charla, también se abordó aquella ocasión donde los dirigentes se decidieron en adquirir la propiedad donde hoy se encuentra el club. “No era fácil ni mucho menos. Había que afrontar el tema del financiamiento. Pero todos estábamos consustanciados en que había que poner mucho esfuerzo y sacrificio. Aún recuerdo hoy – subraya don Antonio con una sonrisa – que el dueño pensaba que jamás podíamos llegar a hacer frente a todos los pagos. Lo cierto – afirma – que lo conseguimos, en base a las recaudaciones de aquellos grandes bailes que organizábamos y sirvió para que fuera creciendo como lo hizo en todos estos años, con la incorporación de distintas disciplinas y actividades para la niñez y la juventud, y se convierta en lo que es hoy, un orgullo para toda nuestra comunidad “, finalizó Antonio Molinari, la “Leyenda Viviente “de la institución “Negriblanca”, no sin antes sostener que “ en estos setenta años que el cumple mi querido club, me embarga una enorme emoción. Fue inolvidable el tiempo que, al igual que tantos otros, uno tuvo la suerte de dedicarle a una institución donde la familia era el verdadero núcleo de su existencia. Sólo les pido a sus nuevos dirigentes que, con los cambios lógicos que sufre una sociedad con el transcurso del tiempo, transiten por aquellos caminos que un grupo de muchachos, hace ya siete décadas atrás, supimos peregrinar…”, finalizó la charla uno de aquellos hombres que, hace ya setenta años, comenzó a escribir las primeras páginas de la historia de esta entidad.